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El Eleuterococo (Eleutherococcus senticosus) es un arbusto perenne perteneciente a la familia de las Araliáceas, la misma del ginseng común. Originario de las regiones frías del noreste de Asia (Siberia, China, Corea, Japón), crece espontáneamente en los bosques de coníferas y latifolias. Puede alcanzar los 2–3 metros de altura y presenta tallos leñosos cubiertos de espinas finas, de ahí el sobrenombre inglés “devil’s shrub” (arbusto del diablo). Las hojas son palmeadas y los frutos son pequeñas bayas negruzcas, pero la parte más valiosa es la raíz y el rizoma: es aquí donde se concentran los componentes activos responsables de los beneficios de la planta.
Conocido también como ginseng siberiano, el eleuterococo se ha utilizado durante siglos en la medicina tradicional rusa y asiática como tónico para revitalizar el cuerpo y la mente. En los años ’60, investigadores soviéticos liderados por el Dr. Brekhman comenzaron a estudiarlo científicamente en busca de una alternativa económica al ginseng coreano (Panax). Así descubrieron sus destacadas propiedades adaptógenas, es decir, la capacidad de aumentar de manera inespecífica la resistencia del organismo a diferentes tipos de estrés. Desde entonces, el eleuterococo se ha convertido en un remedio herbolario popular para combatir la fatiga y la debilidad, tanto que ha sido apodado “la planta del deportista” en Rusia.
Si la curiosidad ya te ha llevado a querer conocer más de cerca esta fascinante raíz, en Terzaluna encuentras Eleuterococo, seleccionado con atención y disponible en versión pura, listo para acompañarte en tus exploraciones diarias.
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Desde el punto de vista químico, la raíz de eleuterococo contiene una amplia gama de compuestos bioactivos. Los más conocidos son los eleuterosidos (A, B, C, D, E etc.), glucósidos pertenecientes a la familia de las saponinas triterpénicas y esteroideas. Estas moléculas son consideradas las principales responsables de la acción tónico-adaptógena. Además, la planta proporciona polisacáridos únicos llamados eleuteranos (A–G) con actividad inmunoestimulante, derivados del ácido cafeico y compuestos antioxidantes como lignanos, cumarinas y flavonoides. Es el fitocomplejo sinérgico completo – y no un solo principio activo – lo que confiere al eleuterococo sus efectos beneficiosos. En resumen, esta raíz encierra un verdadero tesoro de sustancias naturales que trabajan juntas para apoyar al organismo.
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El eleuterococo se clasifica plenamente entre las plantas adaptógenas: sustancias naturales que ayudan al organismo a mantener la homeostasis, es decir, el equilibrio interno, incluso en condiciones de estrés. Consumido regularmente, actúa como un tónico general que no estimula específicamente un solo órgano, sino que fortalece las defensas y la capacidad de adaptación a nivel global.
Veamos los principales beneficios atribuidos a esta planta, destacados tanto por el uso tradicional como por estudios modernos:
Vale la pena subrayar que, aunque muchos de estos beneficios son prometedores, el eleuterococo no es un remedio milagroso. Sus efectos tienden a ser graduales y moduladores, manifestándose con el uso constante en el tiempo en lugar de con una inmediata “descarga” de energía como haría la cafeína. Además, la literatura científica occidental ha producido resultados contradictorios en algunos aspectos (por ejemplo, sobre el rendimiento deportivo o el efecto inmunitario en estudios más amplios). En general, sin embargo, el consenso es que el eleuterococo es seguro y puede ofrecer un apoyo significativo en términos de energía y bienestar general.