No hay productos en el carrito!
ENVÍO GRATUITO POR ENCIMA DE 75€
CUPÓN DE BIENVENIDA DE €5 "CIAO5"
El psyllium (también conocido como psyllium en inglés) es una planta medicinal herbácea originaria de la cuenca del Mediterráneo y del oeste de Asia. Pertenece a la familia de las Plantagináceas, y su nombre botánico varía según la especie: las dos más utilizadas son Plantago psyllium (también conocida como Plantago afra) y Plantago ovata (conocida como psyllium "rubio" cultivado principalmente en India). La parte valiosa de esta planta son sus semillas, encerradas en pequeños frutos en cápsula.
Las semillas de psyllium son diminutas, de color marrón rojizo y con forma ovalada que recuerda a una pulga – no en vano "psyllium" deriva del griego psylla, pulga, precisamente por el aspecto de estas semillitas.
De estas semillas se obtiene una fibra natural soluble excepcional. En particular, es la cutícula del psyllium – es decir, la cáscara que recubre la semilla – la que contiene las sustancias responsables de sus beneficios.
La cutícula de psyllium es riquísima en mucílagos, es decir, fibras solubles capaces de absorber mucha agua y formar un gel denso. Por este motivo, el psyllium se emplea comúnmente como laxante natural y como suplemento de fibra. Podemos pensar entonces en el psyllium como una pequeña ayuda vegetal para nuestro intestino y no solo: un ingrediente 100% natural que de una semilla casi insignificante libera un potente efecto beneficioso sobre el bienestar intestinal y metabólico, sin sabor ni olor y por lo tanto fácil de integrar en la vida cotidiana.
Si te ha entrado el deseo de probar en primera persona la versatilidad del psyllium, en Terzaluna encuentras una selección cuidada de productos de alta calidad. Descubre las Semillas de Psyllium perfectas para integrar en tu alimentación diaria.
[vitrina-product-id=974]
El psyllium crece espontáneamente en regiones de clima árido y templado. Su presencia se ha señalado durante siglos en lugares arenosos y soleados del sur de Europa, el norte de África y el Medio Oriente. Hoy en día se cultiva a gran escala en varios países, en particular en India, Irán, Pakistán y algunas zonas de Estados Unidos. Existen variedades ligeramente diferentes: el psyllium "rubio" (Plantago ovata) de origen indio e iraní, y el psyllium "negro" (Plantago psyllium o afra) más común en el Mediterráneo. Ambos comparten las mismas propiedades y ambas variedades producen las pequeñas semillas ricas en mucílagos que utilizamos.
El psyllium es una planta herbácea anual, generalmente de entre 10 y 30 cm de altura. Tiene hojas verdes lanceoladas dispuestas en roseta basal y tallos delgados y erectos. En la cima de los tallos se desarrollan inflorescencias en espiga ovoide compuestas por pequeñas flores blanquecinas.
Cuando las flores se marchitan, dejan paso a los frutos: cápsulas diminutas que, al abrirse, liberan 2 semillas brillantes y oscuras cada una. Al observar las semillas al sol, se nota su brillo vítreo; la superficie es lisa y el color varía de marrón a rojizo. Dada su diminuta dimensión (pocos milímetros), en el pasado la planta también se llamaba "hierba pulga".
Las semillas de psyllium son especiales por su altísimo contenido de mucílagos, fibras solubles compuestas por polisacáridos complejos.
Las cáscaras de psyllium contienen hasta un 80-85% de fibras sobre su peso seco, un valor realmente notable. Además de las fibras, las semillas aportan pequeñas cantidades de otros compuestos: un iridoide llamado aucubina (con un ligero efecto antiinflamatorio), fitosteroles, trazas de aceite y minerales como potasio y zinc.
Sin embargo, es la cutícula fibrosa la verdadera protagonista: gracias a los mucílagos que contiene, las semillas de psyllium tienen propiedades emolientes, protectoras y ligeramente antiinflamatorias sobre las mucosas.
Cada semilla de psyllium está envuelta por una cutícula delgada (también llamada cáscara o tegumento) extraordinariamente rica en fibra soluble. Cuando las cáscaras de psyllium entran en contacto con el agua, se hinchan rápidamente formando un gel denso y viscoso. Esto ocurre porque los mucílagos presentes en la cutícula absorben agua hasta decenas de veces su peso. Según algunas fuentes, 1 solo gramo de cutícula de psyllium puede absorber aproximadamente 50 ml de líquido, aumentando su volumen casi 50 veces.
El psyllium se considera un concentrado de fibra: de 100 gramos de cáscaras secas, más de 80 gramos son fibra alimentaria. En consecuencia, su aporte calórico es insignificante. Otro aspecto interesante es que las semillas y la cutícula de psyllium son insípidas e inodoras: cuando las añadimos a alimentos o bebidas, prácticamente no alteran el sabor.
Además de los mucílagos, las cáscaras de psyllium también contienen una pequeña fracción de fibras insolubles (lignina, hemicelulosa) que contribuyen a la masa, y presentan un pH tendencialmente neutro. No contienen gluten ni sustancias irritantes, ofreciendo lo mejor de la fibra sin los "efectos secundarios" típicos de otras fuentes de fibras crudas.
En el mercado podemos encontrar el psyllium en diversas formas, principalmente semillas enteras o cutícula pura (a menudo vendida en polvo o en copos, conocida también como harina de psyllium).
El psyllium es conocido sobre todo por su papel en favorecer la regularidad intestinal, pero sus aplicaciones son más amplias. Las fibras solubles contenidas en sus cáscaras y semillas están asociadas a diversos efectos útiles para el aparato digestivo, el metabolismo e incluso la cosmética natural.
El psyllium pertenece a la categoría de laxantes de masa (“bulk-forming”). Los mucílagos que recubren las semillas, cuando entran en contacto con el agua, aumentan de volumen y ablandan las heces, estimulando suavemente la peristalsis intestinal. Este mecanismo facilita la evacuación sin irritar las paredes intestinales. La misma acción puede contribuir también a compactar heces demasiado blandas, favoreciendo un efecto de normalización del tránsito.
Las fibras del psyllium no se digieren en el estómago ni en el intestino delgado y llegan al colon casi intactas. Aquí se convierten en alimento para las bacterias “buenas”, como bifidobacterias y lactobacilos, contribuyendo al mantenimiento de un microbiota equilibrado. Una flora intestinal sana está relacionada con una menor producción de gases, reducción de la hinchazón y mejor funcionamiento del sistema digestivo.
Diversos estudios han evidenciado que un consumo regular de psyllium, integrado en un estilo de vida saludable, puede favorecer la reducción del colesterol LDL y contribuir a un mejor control de la glucemia postprandial. Las fibras solubles retienen parte de las grasas y carbohidratos, ralentizando su absorción y modulando así algunos parámetros metabólicos.
El gel que se forma en el estómago con la ingesta de psyllium aumenta la sensación de plenitud y reduce el apetito. Por esta razón, se utiliza a menudo como apoyo en dietas hipocalóricas: no actúa sobre el metabolismo, pero puede ayudar a controlar el hambre y facilitar el cumplimiento de un régimen alimenticio ya equilibrado.
El gel mucilaginoso recubre las mucosas del aparato digestivo, creando una barrera protectora que reduce la fricción y las irritaciones. Esto explica por qué el psyllium se emplea a menudo como fibra delicada incluso en caso de colon sensible.
Además de los usos internos, el psyllium ha sido tradicionalmente utilizado en forma de compresas o cataplasmas calmantes para la piel. Hoy en día, también se encuentra en algunas preparaciones cosméticas naturales, gracias a sus propiedades emolientes.
Nota bene: el psyllium es seguro si se usa correctamente, pero nunca debe tomarse sin una adecuada hidratación y sin el consejo de un médico, especialmente en presencia de patologías o terapias farmacológicas.
Integrar más fibras en la dieta es un gesto simple, pero puede marcar la diferencia. Una forma práctica de comenzar es añadir cada día una cucharadita de Semillas de Psyllium: un ingrediente vegetal que puedes usar sin alterar tus hábitos.
Después de ver cuántos beneficios ofrece, es importante entender cómo utilizar el psyllium de manera eficaz en la vida diaria. El psyllium es fácil de consumir, pero es necesario seguir algunas reglas fundamentales para que exprese al máximo sus propiedades sin inconvenientes. Veamos entonces en qué formas se encuentra, cuáles son las dosis recomendadas y los mejores consejos para integrarlo en la dieta diaria.
En el mercado, el psyllium está disponible tanto como suplemento como alimento.
Se encuentra en polvo suelto (típicamente cáscara pura molida), en prácticas bolsitas monodosis, o en cápsulas y comprimidos. Además, existen envases de semillas de psyllium enteras y de cáscaras de psyllium (cutícula) listas para usar.
Depende de las preferencias personales: el polvo de cutícula es muy eficaz y se puede mezclar fácilmente con líquidos; las semillas enteras se pueden añadir a yogur o agua, pero forman un gel más grueso; las cápsulas son las más cómodas de tragar si no se soporta la consistencia gelatinosa, pero deben acompañarse con mucha agua.
En Terzaluna puedes encontrar las semillas de psyllium enteras, 100% naturales y de altísima calidad.
La cantidad de psyllium a consumir puede variar según la necesidad individual y la forma elegida. En general, una dosis eficaz ronda los 5-10 gramos al día de cutícula de psyllium. Traducido en práctica, corresponde a aproximadamente 1-2 cucharaditas colmadas de polvo al día.
Si utilizas las semillas enteras, la dosis puede ser ligeramente superior (por ejemplo 7-12 gramos) ya que contienen un poco menos de fibra disponible. Muchas etiquetas de suplementos sugieren dividir la ingesta en dos veces al día: por ejemplo, 5 g por la mañana y 5 g por la noche.
Sin embargo, si eres nuevo en el uso del psyllium, es mejor comenzar gradualmente: prueba con medio cucharadita (2-3 g) al día durante los primeros días, luego aumenta poco a poco hasta la dosis deseada.
Recuerda: cada organismo reacciona de manera diferente. No superes las dosis recomendadas y siempre consulta a tu médico si el psyllium es adecuado para ti.
La regla de oro es siempre acompañar el psyllium con abundante líquido. La forma clásica consiste en verter el polvo (o las semillas) en un vaso de agua natural (aproximadamente 200 ml por cada cucharadita de psyllium), mezclar bien y beber de inmediato. Es
importante beber antes de que el líquido se vuelva demasiado espeso y gelatinoso: por lo tanto, mezcla enérgicamente y consume rápidamente la suspensión. Justo después, bebe otro medio vaso de agua para tragar cualquier residuo. Si dejas reposar demasiado la mezcla, corres el riesgo de encontrarte con un pudín difícil de beber.
Como alternativa al agua, puedes usar jugos de frutas, té, infusiones u otros líquidos fríos. Algunas personas prefieren mezclar el psyllium en yogur o en puré de verduras: esto también está bien, siempre que luego tomes un vaso de agua aparte. Lo importante es nunca ingerir el psyllium "seco" con solo un sorbo de agua.
Puedes elegir libremente cuándo tomar el psyllium, pero hay algunos consejos. Muchos encuentran conveniente tomarlo por la mañana al levantarse (por ejemplo, en agua tibia con limón como remedio depurativo) o por la noche antes de acostarse.
En realidad, la ingesta nocturna debe evaluarse: si sufres de reflujo o tienes dificultades para tragar mucha agua, es mejor evitar tomarlo justo antes de dormir. Un buen compromiso es tomarlo 30-60 minutos antes de las comidas principales: así favorece la saciedad (si estás a dieta) y al mismo tiempo comienza a trabajar para el tránsito intestinal después de la comida.
En cualquier caso, evita acostarte inmediatamente después de haber tomado el psyllium; permanece un poco en posición vertical para facilitar el paso al estómago.
Es fundamental consultar siempre a tu médico antes de comenzar a tomar psyllium.
Para resumir, aquí tienes algunas reglas de oro sobre el uso del psyllium:
Lo bueno del psyllium es que puedes comenzar a usarlo de inmediato en tu cocina, incluso en preparaciones simples como yogur, batidos o pan casero. Si deseas experimentar con un producto puro, en Terzaluna encuentras las Semillas de Psyllium seleccionadas con cuidado para tus recetas diarias.
El psyllium no es solo un suplemento, sino un ingrediente versátil en la cocina, muy apreciado en preparaciones veganas y sin gluten. Gracias a su capacidad gelificante mejora la consistencia de las masas, puede sustituir los huevos y espesar de manera natural bebidas, cremas y sopas.
Un poco de psyllium añadido a las harinas hace que el pan, la pizza y los dulces sean más suaves, elásticos y duraderos. Al retener la humedad, mantiene las masas frescas por más tiempo y reduce la tendencia a desmoronarse. Generalmente se usan 5–10 g de psyllium por 500 g de harina (1,5–3% del peso total). Es importante no excederse y aumentar ligeramente los líquidos (aproximadamente 10 ml por cada gramo de psyllium). De esta manera, las masas fermentan mejor y la miga resulta más alta y homogénea.
Gracias al gel que forma, el psyllium puede sustituir los huevos como aglutinante en las masas. Para obtener el "huevo de psyllium" basta con mezclar 1 cucharada de cáscaras en polvo con 40–50 ml de agua y dejar reposar 10–15 minutos. La mezcla, similar a la clara de huevo cruda, puede sustituir aproximadamente un huevo entero en recetas como albóndigas vegetales, hamburguesas o dulces veganos. Es neutro en sabor y estable en cocción, cualidades que lo hacen ideal para muchas preparaciones.
En las recetas sin gluten, el psyllium imita la función del gluten, creando una red que retiene los gases de la fermentación y une los ingredientes. Se usa generalmente al 2–3% del peso de las harinas, con un correspondiente aumento de los líquidos. Así, el pan, la pizza y las focaccias sin gluten resultan más suaves, menos quebradizos y más fáciles de trabajar.
Una cucharadita de psyllium hace que los batidos y smoothies sean más densos y saciantes, mientras que añadido a yogur o porridge aporta una consistencia cremosa. También es útil para espesar sopas, cremas y salsas sin recurrir a harinas o almidones. Es común en herboristería su uso matutino en agua y limón, un clásico remedio natural para estimular la regularidad intestinal.
El psyllium es un remedio natural seguro y generalmente bien tolerado por la mayoría de las personas. Sin embargo, como con cualquier suplemento o fibra, existen algunas contraindicaciones y precauciones a tener en cuenta para usarlo con total tranquilidad.
El psyllium está contraindicado en caso de:
Poblaciones que necesitan atención:
En los primeros días de uso o si se exagera con las dosis, el psyllium puede provocar algunos efectos secundarios temporales:
Cómo minimizar los efectos secundarios:
El psyllium puede reducir la absorción de algunos medicamentos si se toma simultáneamente, debido a la película gelatinosa que recubre la mucosa intestinal.
Regla general: separar al menos 2 horas la ingesta de psyllium de la de medicamentos.
Medicamentos que requieren especial atención:
Importante: quienes toman insulina o hipoglucemiantes deben consultar al médico porque el psyllium puede bajar la glucosa en sangre y potenciar el efecto de los medicamentos, requiriendo un ajuste de la dosis.
Consulta siempre a tu médico antes de comenzar a tomar Psyllium.
Hoy en día el psyllium es fácilmente accesible en herboristerías, farmacias, tiendas bio y en línea: en el mercado encuentras semillas enteras o cáscara pura.
Terzaluna ofrece Semillas de Psyllium seleccionadas, procesadas con métodos y procesos de secado delicados que preservan todas las propiedades.
Basta poco para dar un giro a tu rutina diaria: un vaso de agua, una cucharadita de fibra y un toque de conciencia. Si buscas un producto confiable, las Semillas de Psyllium de Terzaluna son una elección simple pero de calidad, perfectas para tu bienestar natural.
El psyllium es una fibra natural obtenida de las semillas de una planta del género Plantago. En particular, se utilizan las cáscaras de las semillas (llamadas cutículas), ricas en mucílagos. Se presenta como polvo o pequeñas semillas que, al contacto con el agua, forman un gel denso. Desde hace siglos es conocido por sus beneficios para el intestino y hoy lo encuentras tanto como suplemento como ingrediente en cocina natural.
El psyllium sirve principalmente para regularizar el intestino. Funciona como laxante natural en caso de estreñimiento, aumentando el volumen de las heces y facilitando la evacuación. Al mismo tiempo, también ayuda en presencia de diarrea leve, porque absorbe el exceso de agua equilibrando la consistencia de las heces. Además, el psyllium contribuye a reducir el colesterol LDL y a estabilizar la glucosa en sangre gracias a sus fibras gelificantes. Un beneficio adicional es la sensación de saciedad que produce, útil para controlar el apetito en dietas de adelgazamiento.
La diferencia radica en la parte de la semilla que se utiliza. Las semillas de psyllium enteras incluyen toda la semilla, es decir, la cáscara externa más la parte interna (endospermo y germen). Las cáscaras de psyllium (también llamadas cutículas o tegumentos) son solo el envoltorio externo de la semilla, que es la porción rica en fibras solubles. A igualdad de peso, las cáscaras de psyllium tienen un efecto más fuerte en comparación con las semillas enteras. Por ejemplo, 2 gramos de cáscaras en polvo pueden equivaler a aproximadamente 5 gramos de semillas enteras en términos de fibras y capacidad de absorción de agua.
Absolutamente sí. El psyllium es un producto 100% vegetal, ya que se obtiene de una planta y no contiene ningún ingrediente de origen animal. Por lo tanto, es perfectamente adecuado para quienes siguen dietas vegetarianas o veganas. De hecho, como hemos visto, a menudo se utiliza como sustituto vegano del huevo en las recetas. No tendrás ningún problema en integrarlo en tu alimentación libre de crueldad: es simplemente una fibra vegetal.